Leonardo Farkas, empresario multimillonario de Chile que amasó su fortuna gracias a la industria minera y se dio el gusto de ser una estrella de la música trasandina, donó 40.000 banderas de mano de su país para la final frente a Argentina en el Estadio Nacional de Santiago.

Al mismo tiempo que los jirones empezaron a flamear en el escenario, empezaron a entonarse los primeros cánticos de parte de los hinchas. Las cuestiones políticas y el recuerdo de la Guerra de las Malvinas no faltaron a la cita, pero de a poco fue predominando lo futbolístico.

“Argentino, argentino, qué amargado se te ve, Messi no tiene los huevos que tiene Gary Medel”, fue de las primeras chicanas tribuneras de los fanáticos de la Roja a los albicelestes, que no tardaron en contestar recordando a los locales su falta de títulos.

Mientras tanto, llegaba al Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos el presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Juan Ángel Napout, quien entregará el trofeo después de muchas especulaciones respecto a su presencia en la capital chilena, un día después de verse involucrado en los sobornos de Datisa a la Conmebol.

Al trofeo hubo que agregarle un cuarto piso de madera, ya que los tres anteriores se llenaron de chapitas de campeones en 2007. De hecho, la de Uruguay en 2011 hubo que pegarla de forma provisoria.